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18 agosto 2009

El espejo - Reedición

Entro al bar y con el clásico ademán de abrir el dedo índice y el pulgar le pido al mozo que me traiga un café, me paro frente al espejo de una columna y me acomodo el cuello de la camisa, paso las manos por el cabello para que no me quede sobre la frente y me siento en la mesa más próxima.
Un joven recorre las mesas del café ofreciendo a los parroquianos un retrato al instante por pocas monedas. Yo estoy esperando aburrido a mi cita, sentado a la mesa de ese café, acepto. El joven se sienta frente a mí y comienza a trabajar con carbonilla sobre un gran block de papel garbanzo blanco, tamaño oficio. El mozo me acerca el pedido y yo trato de no moverme para no dificultar la tarea y por casualidad descubro que, gracias al espejo que decora la columna donde me había detenido a observarme, en combinación con otro gran espejo que recorre a lo largo la pared a mediana altura, puedo observar perfectamente el trabajo del dibujante.
Después de unos minutos advierto con asombro que el dibujo va tomando la forma de una cabeza, con grandes ojos bien abiertos, mirando como con asombro, la piel muy pegada al hueso, y los pómulos sobresaliendo muy afilados hacía afuera. Las sienes adornadas con hilos de fino cabello blanco, que caen sin ninguna gracia a los costados, la boca con unos finos labios que dejan ver unos dientes desparejos y asentada sobre algo parecido a hueco. Horrible, debe haber un error, ¡acabo de verme en el espejo!. Luego escucho a un grupito de parroquianos que se ha reunido, de pie, alrededor del dibujante, mientras miran alternativamente al dibujo y a mí moviendo la cabeza de arriba a abajo, comentar con admiración el parecido.
Comienzo a transpirar sin poder evitarlo, pero no me atrevo a decir nada, me limito a retorcerme las manos. Estoy casi paralizado por lo que veo, haciendo un esfuerzo me levanto y dejando unos pesos sobre la mesa, huyo corriendo del lugar.

8 comentarios:

Lala dijo...

Es como una pesadilla!!!
De esas de las que no puedes despertar.
Me encanta esa angustia que se puede leer en cada frase in crescendo.
Magnífico relato!
Y terrorífico...
:D


Un beso


Lala

ShaO dijo...

Guaau! Tengo la camisa que no me llega al cuerpo. Digno del mejor Hitchcock.
Un abrazote sin reflejo...

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Ay Daniel!
parece que últimamente lo que vemos ne los espejos nos da temor o hasta nos hace huir espantados! ajjajaaj...no, en serio ahora, lo más aterradores son esos espejos que nos muestran interiormente sin anestesia y la sorpresa por lo que encontramos nos deja perplejos! jejejeje

Si te das una vuelta por mi blog, verás que también ando muy "especular2 últimamente!!! jajajaja


coincidencias...je!


Un abrazo, con reflejo.

Cris (V/N) dijo...

Madre mía, no hay para menos.... y lo peor son los días venideros: será una "maldición"? Buen relato, un saludo cordial :)

S. dijo...

qué buena descripción.
El otro día tuve yo una de esas pesadillas en las que acabas llorando.
Y me ha recordado mucho ese misterioso dolor de tu relato.

Anónimo dijo...

No quedo mi mensaje.
Decia que..mas de una vez pienso si la mirada que yo tengo de mi misma es la misma que tienen los demas de mi.
Te dejaba un abrazo diciendote que me quede un ratito mirando a tus fotos, y lo grandes y bellas que estan tus mujeres.
Tambien te decia que esa musica cautiva.

Si salen los dos comentarios, borra uno porfa.
Otro abrazo.

Allek dijo...

saludos..
te invito a pasar a mi caja..
un abrazo!

S. dijo...

Actualizaaaaaaa