Dicen que en la vida cuando una puerta se cierra otra se abre, no se si es cierto o es otra de las cosas que inventan los conformistas de siempre; la cosa es que si vemos a las oportunidades o elecciones que tomamos como puertas que se cierran o abren, hay puertas que nunca se abrirán y otras que jamás se cerraran. Por ejemplo la puerta de la NASA no se abrirá a esta altura de mi vida para permitirme un viaje ida y vuelta en el transbordador, pero probablemente si se abrirían (si no investigan demasiado) para servirle café a los astronautas antes de partir, o pasar el lampazo. Hasta ahí es una teoria aceptable.
Ahora la cosa cambia cuando hablamos de los sentimientos. Entonces esas puertas que se cierran dejándonos afuera, la que se esperaban abiertas para entrar y que adivinábamos como el umbral a la dicha o la felicidad, y que se cerraron con trabas desde adentro,y que ya no nos permitirá saber si era así, serán reemplazadas por otras ?.
Sin entrar, quedándonos en la vereda sin resguardo, girando el picaporte sin ninguna esperanza, nos damos cuenta con dolor que no es por ahí donde se consigue lo que queremos y que no habrá ninguna otra que la suplante.
Hoy de regreso me detengo frente a la puerta, cerrada y sin posibilidades de que me deje pasar, y aunque ya no soy el que un día trató por todos los medios de que me cediera el paso, me gustaría que se abriera solo un poquito para poder ver en su mirada algo de lo que una vez vi.
CADA JUEVES, UN RELATO: MIEDOS
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* Luego de una breve ausencia, retomo mi rutina juevera aportando un texto
(ya publicado) a la convocatoria que esta semana nos deja Nuria desde su
blog....
Hace 5 días.